Morfología y biología
En su estado de larva, se sitúa dentro del tronco del olivo, a una profundidad de 4-5 mm, siendo casi imposible llegar a ella con tratamientos químicos. Sólo es vulnerable cuando se conoce su ciclo biológico y se determina
el momento de la puesta de huevos, la cual se lleva a cabo en el exterior de la galería.
Ciclo Estacional de Euzophera penguins en la provincia de Jaén
Los huevos son ovalados, aplanados y reticulados. De color blanquecino que viran a tonos rosados y finalmente se oscurecen a medida que avanza la incubación. La hembra pone los huevos aislados o en pequeños grupos de 4-5 huevos
en las cruces y grietas de las ramas.
La larva llega a alcanzar 25 mm de largo, de color verde pálido. Su cabeza y las placas torácica son negras. La pupa, de color marrón, se desarrolla dentro de una estructura de seda poco tupida. Tiene una longitud de unos 10-15
mm.
El adulto es una polilla de color crema, con una envergadura alar de 20 a 25 mm. Las alas anteriores presentan dos bandas pálidas en zigzag. Las posteriores son prácticamente blancas con un fino borde pardo.
Larva de Euzophera pinguis
Adulto de Euzophera pinguis
SÍNTOMAS Y DAÑOS
Presencia de fisuras y abultamientos en la corteza, debidos a la existencia de galerías excavadas por la larva que impiden el flujo de savia.
La existencia de glomérulos exteriores de color marrón unidos por hilos de seda. Son debidos a la acumulación de deyecciones y serrín extraído por la larva, que se va acumulando en la entrada de la galería.
Esto impide la entrada de la luz y de enemigos naturales de la larva Euzophera pinguis. Para su reconocimiento no hay más que levantar la corteza en los puntos que observemos la presencia de dichos cúmulos de material de
desecho y seguir excavando a lo largo de la galería hasta la localización de la larva o pupa.
La pérdida de coloración de las hojas localizadas en las ramas atacadas por el insecto. Este síntoma es especialmente agudo en los extremos de las ramas más altas, aunque a medida que se va desarrollando el
ataque se puede observar en el resto del árbol.
Fuerte defoliación en las ramas ya infestadas, que generalmente da lugar al secado de la rama y si se trata de árboles jóvenes puede provocar la muerte del olivo. La mortandad es muy alta en olivos jóvenes
comprendidos entre los 4 a 10 años.
Euzophera pinguis dirige sus ataques principalmente hacia árboles vigorosos. Los primeros indicios visibles que presenta un árbol atacado no son aparatosos, y no se advierten desde el primer momento.
En general, la única referencia que tiene un agricultor antes de observar las primeras ramas secas es la visualización de las larvas en los cortes de las ramas que quedan al descubierto durante la poda, o en las heridas provocadas
en el desvaretado.
Salvo en los meses de invierno, podemos encontrar esta plaga en cualquier época del año, en todos y cada uno de sus estadios: larva, mariposa, huevos y adultos a la vez; por lo que es muy difícil, establecer un plan de actuación
contra ella. Además, se desarrolla en función de la temperatura ambiental, por lo que zonas olivareras de Córdoba y Málaga se encuentran actualmente pobladas todo el año de este lepidóptero, al haberse eliminado los enemigos
naturales por el uso masivo e incontrolado de pesticidas.